“Asesino confeso” podría ser el nuevo mote con el que se conozca a José María Aznar, que después de algunos años de - seguramente - soportar los reclamos de su propia conciencia, decide reconocer públicamente y confesar ante el mundo que nunca encontraron las famosas Armas de Destrucción Masiva en Irak.
El saldo: la vida de mas de 700 mil seres humanos y muchos mas que han perdido la posibilidad de vivir en paz y armonía, convertidos ahora en rehenes de una ocupación siniestra, solo por que Aznar en compañía de sus socios Bush y Blair se les ocurrió motivados por la perversidad y la ambición desmedida, acusar -con la única intención de intervenir- a este país de ser una potencia en producción de armas de destrucción masiva, sin hasta el momento haber demostrado tan solo el descubrimiento de una sola arma.
A muchos la noticia de Aznar no nos sorprendió, ya que si recordamos las declaraciones que en su momento realizo el Dr. Mohamed El-Baradei, jefe de la misión de Agencia Internacional para la Energía Atómica (AIEA), quien se dio a la tarea de investigar la existencia de estas supuestas armas y que oportunamente antes de la invasión, desmintió difundiendo la noticia de que no existía evidencia alguna y dijo claramente: " No hay indicios de que Irak tenga la capacidad física de producir material nuclear de la calidad necesaria para fabricar armas".
Por ello con las declaraciones de Aznar se corrobora lo que ya se sabia, quedando cada vez mas claro que la intervención a Irak obedeció por un lado a la venganza cumplida por Bush jr por el “honor” de Bush Sr, (por aquello de la guerra del Golfo) y por otro lado por la potencia petrolera que significa Irak, esto sin descartar el gran negocio que es la industria de la Guerra que deja jugosas ganancias a quienes la promueven.
Finalmente Aznar confeso y con ello uno de los tres promotores de la muerte dejan al descubierto la estrategia con la que los poderosos juegan a sus anchas con el mundo y con sus habitantes, sin que nadie pueda hacer absolutamente nada, mas que corroborar la calaña de la que están hechos nuestros gobernantes.
Como todos recordamos Aznar se convirtió en uno de los promotores de Felipe Calderón, por lo que sería sano que el mandatario mexicano se desligue de este oscuro personaje y no se le vaya a ocurrir contratar su asesoría, ya que podría afectar su imagen.
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